Hace unos años se estableció que, según el tipo de combustible, el grosor de la boca del depósito del coche y el de la manguera de impulsión en las estaciones de servicio tienen diámetros diferentes.
Actualmente ambos son menos gruesos en el caso de gasolina, y más anchos en diésel.
Demuestra que aprendiste de tus errores y que no los volverás a cometer
Como dice todo el mundo, de tus errores se aprende y esa es una gran verdad. Pero, ¿cómo hacerle creer que no volverá a suceder? Lo primero es que estés convencido de ello: vuelve sobre tus pasos y analiza qué vas a cambiar para asegurarte de que no vuelva a suceder. Luego ofrece una disculpa convincente. Evite frases alegres como «Cometí un error y lo siento» porque podría pensar que realmente no se involucra en el problema.
Es importante que le digas a tu jefe que comprendes cómo y por qué se cometió el error y qué harás ahora para evitar que vuelva a suceder.
El miedo a equivocarse dificulta la toma de decisiones
Por supuesto, en esta toma de decisiones también existe el término medio: se buscan soluciones y se asume que no se pueden salió bien. Esta última opción es la que realmente motiva este artículo.
¿Qué hacer con el agua del baño de la frustración?
Para eliminar la abrumadora voz en tu cabeza que te dice que todo está perdido, necesitas digerir tu frustración. No lo evites, pero utilízalo para seguir adelante. Hay varias técnicas que ayudan, sobre todo a corto plazo, donde más arde el sentimiento de derrota:
- Aplazar el momento de juzgar el error para ponerlo en perspectiva. Cuando hace calor, nuestro fiscal interno tiene dientes muy afilados.
- escribe cinco rutas alternativas que te lleven a donde quieres ir. Tu cabeza comienza a enfocarse en la solución, no en el conflicto.
- Piensa en alguien a quien admires (si no tienes, búscalo) e imagina cómo se enfrentaría esa persona a la situación en la que te encuentras. Haz un plan para seguir sus pasos.
PERDÓN
Quizás por orgullo, o por miedo a las consecuencias, al ego o al qué dirán, aceptar los errores y disculparse son las acciones más duras para el ser humano.
Este es un gran acto de valentía. Pedir disculpas y pedir perdón por nuestros errores implica mucha humildad, ya que aceptamos que no somos infalibles y cometemos errores más a menudo de lo que nos damos cuenta. Dado que la perfección no es un rasgo alcanzable en los humanos, exponer nuestros fracasos se convierte en un dilema interno, donde queremos deshacer lo que hemos hecho, aunque sea demasiado tarde.
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